domingo, 21 de agosto de 2011

Fútbol, Política y violencia

El vínculo entre la violencia y el fútbol, ha sido tratado en otro artículo de este blog, la canalización de las frustraciones del hombre en su imposibilidad de realizarse, en una sociedad que es competitiva y excluyente, que brinda pocas oportunidades, para pocos.
Pero también debemos tener en cuenta que el fútbol, aparte de ser una pasión, distracción y evasión para muchos sectores sociales, también es un negocio. En este negocio participan, empresarios, jugadores, la FIFA, la AFA, también interviene la política.
En la actualidad nadie puede negar que el fútbol, es una cuestión de estado. La decisión política de establecer el "Fútbol para todos", lo hace explicito, la utilización por parte del estado de los espacios publicitarios, para insertar propaganda estatal.
El presente video, demuestra la vonvivencia de los denominados "barras bravas" o Hoolingans como se los denomina en esa investigacion, con las autoridades de las respectivas instituciones futbolísticas y con la policía.



Las presentes fotos también demuestran el vínculo cercano entre el fútbol y la política.
Atraviesan gobiernos legalmente elegidos y golpistas, utilizan el fútbol como herramienta de propaganda, dominación y narcotizante de la sociedad.







Por supuesto que esto no es excluyente del fútbol argentino, en Italia Berlusconi, el presidente de Chile, vinculado a una importante institución futbolìstica, son ejemplos de ello. 
Incluso en España, se hace evidente un reclamo de reconocimiento regional como sucede en Barcelona. 





sábado, 20 de agosto de 2011

Los ídolos


El ídolo es un rol social cuya función consiste en asumir y gratificar aspiraciones colectivas. Cuanto mayor es la coincidencia entre estas aspiraciones y el comportamiento del sujeto-ídolo, más intensa es la adhesión que despierta. Pero el más mínimo desajuste entre el rol adjudicado y el asumido, la idolatría muestra su reverso en una tremenda hostilidad proporcional sólo al grado de frustración sufrida.
La figura idealizada emerge como más necesaria en un contexto de crisis en el cual se desdibujan el padre y la madre. En este momento histórico la juventud aparece como una nueva clase social que enfrenta las estructuras de un mundo adulto para señalar su fracaso. La autoridad de los ancianos ha sido desplazada por la figura del adulto, y el signo de la crisis es la entrada en escena del joven, casi del adolescente, en competencia con sus mayores. La experiencia se convierte en un bagaje inútil y anacrónico. La sociedad revive. Se promociona todo lo nuevo, lo joven, en arte, política y ciencia. Con la caída de la gerontocracia se inicia la búsqueda de figuras sustitutivas que se convierten en los modelos reconocidos por la cultura de masas.
En este medio, el niño pierde progresivamente la posibilidad de identificarse con su padre, y ese conflicto básico de imitación y rechazo, que recorre todo proceso de desarrollo, pierde vigencia. En su lugar emerge un sentimiento de vacío, de aburrimiento, angustia. La vida parece no tener sentido, es necesario hacer una demanda, hacia un padre ideal. Aparece la búsqueda de ideologías, símbolos que representarán unas al padre y otra a la madre, la nación, la patria, la iglesia, el líder político.
Los modelos de identificación, las funciones de protección que han sido asignadas se desplazan del ámbito de las familias y del radio de acción del hombre maduro. Recaen entonces sobre los héroes de la cultura de masas, llamados a cumplir este rol de objeto idealizado. El nuevo modelo, el ser humano buscando su propia realización a través de la instrumentación del amor y bienestar. La juventud y el presente se han convertido en el valor esencial de nuestro tiempo.
Las interacciones existentes entre la cultura de masas y la adolescencia, se caracterizan por ser intensas y caóticas.
El adolescente no totalmente capacitado para seleccionar modelos que los mass media le aportan continuamente, que a su vez determinan pautas de comportamientos distintas.
La rebelión de los jóvenes adquiere un lenguaje propio que se hace manifiesto a través de su vestimenta, su jerga, su música, sus diversiones, pero de un modo particular por medio de sus ídolos, portavoces del orden distinto al que aspiran.
La conducta de estos héroes, convertidos en personajes míticos, debe ser comprendida dentro del fenómeno de la idolatría. Su vida esta determinada por esa relación con sus fans, quienes terminan por poseerlos completamente. Su éxito, exige un precio de dependencia total. Su vida privada está al servicio de cientos de miles de seres, siendo al mismo tiempo ideales inimitables y modelos imitables.
texto inspirado en Los ídolos. Enrique Pichon Riviere-Psicologia de la V.Cotidiana. Ediciones nueva visión.

La violencia


El mundo está sometido en su totalidad a una frustración del hombre en su posibilidad de realizarse. Surgen tremendas tensiones cargadas de hostilidad y que cuentan con un común denominador, la agresión. De ese miedo, enfermedad universal, surge un mecanismo de defensa, la violencia. La violencia estalla reflejando siempre la situación de una comunidad.
La violencia puede ser definida como una reacción colectiva ocasionada por la acumulación de frustraciones de individuos que, en un momento dado, por identificarse en un mismo conflicto, adquiere pertenencia.
La agresión, aunque se manifiesta caótica, siempre va precedida por una etapa de planificación y tiende a destruir lo que representa la fuente de frustración o de miedo. La violencia apunta siempre a una dirección. La inseguridad y la incertidumbre, son pautas incorporadas en nuestra cultura y alimentan esa estructura de agresión.
Fenomenológicamente, el acto de violencia va precedido de un período de oscuridad, violencia ciega, el estallido va precedido de planificación del lugar o del símbolo de donde proviene el malestar y al que se dirigirá el ataque.
Las causas:
  1. la frustración, surgida y fomentada a través del carácter competitivo de nuestra sociedad, por la inaccesibilidad de las fuentes de gratificación, aumento del costo de vida, incrementando la incertidumbre y el miedo al desempleo, y la imposibilidad de planificar un futuro.
  2. Las diferencias de clase: las tensiones raciales, las perturbaciones en la comunicación entre clases sociales, personas e instituciones, instituciones y personas, o “dialogo de sordos” agravan esta situación. Esta causa de tensiones, traducido al plano internacional es el desarrollo y subdesarrollo y el carácter monopolista, colonialista e imperialista de las grandes potencias, agravando la envidia y rivalidad de un mundo dividido entre pobres y ricos, originándose la frustración que conduce a la violencia.
Conclusión: El estallido parcial de violencia, permite el drenaje de agresividad y trata de salvar a la sociedad de la destrucción total.
No importa el sujeto de odio, todas las minorías con características diferenciadas que un momento dado desempeñan el rol de Chivo emisario – judíos, negros, jóvenes- son las que les toca desempeñarse como agentes de cambio social, despertando miedos universales, -el miedo a la perdida y el miedo al ataque- reforzando de esta manera los factores desencadenantes de la agresión.
Inspirada en La violencia. Enrique Pichon Riviere-Psicologia de la V.Cotidiana. Ediciones nueva visión.

La pelota como objeto de disputa


El significado y función que ella juega en el contexto estructural del espectáculo puede ser encarado desde un punto de vista antropológico, psicosocial y sociológico, apoyándonos en el vínculo entre el sujeto y la pelota.
El carácter de ésta última es de fascinación ligado a la perfección de su recorrido y la incertidumbre que abre su caída, contrastada con la euforia producida por su ascenso.
Nuestros juegos son residuos de la existencia no lúdica manifestada en una fase antigua de la cultura. En el juego se manifiestan viejas fantasías, latentes, constituyendo una descarga. El fútbol por su estructura particular y sus características primitivas, cumple plenamente con esa función. Es un ritual, congregado a espectadores y equipos en una ceremonia mágica y catársica.
La investigación se desplazó del público, al jugador y de éste, a la pelota. El arco forma su encuadre, es ahí donde se decide la acción. El arquero, es quien toca desplazarse con exactitud, velocidad y elegancia de un primer bailarín. Pero resulta ser el personaje más vulnerable a la presión de los hinchas, aumentándole su tensión arrojándolo a una incertidumbre, procurando que abandone su estrategia y haciéndole perder el dominio del espacio y del tiempo. Esta actitud táctica destructiva lleva a los arqueros a un estado de inseguridad.
La fascinación que genera la pelota, no respeta sujetos ni edades, especialmente sobre aquellos que alguna vez jugaron, los que se sienten compulsivamente a intervenir en situaciones fortuitas.
En el campo de juego la pelota es la que configura el espacio en el que se desarrolla la acción, ella sitúa a los jugadores, los agrupa o dispersa. Se convierte en algo a la vez deseado y temido, su posesión es un privilegio y su perdida un fracaso. Si el fútbol es comunicación, la pelota es el mensaje.
No es causal el liderazgo de la pelota, su forma esférica significa la forma perfecta, la conciencia del uno y del todo. La imagen del infinito. Desde tiempos remotos los hombres juegan con formas esféricas, misteriosa síntesis entre guerra y fiesta.
Síntesis del texto: La pelota como objeto de disputa. Enrique Pichon Riviere-Psicologia de la V.Cotidiana. Ediciones nueva visión.

Fútbol y Política. El mundial de fútbol.


El campeonato mundial de Fútbol, como fenómeno colectivo, moviliza la opinión pública y las reacciones masivas, posee un sentido manifiesto y otro latente.
Intervenir en un Campeonato significa para países marcados por el subdesarrollo, competir con otras culturas. Ganar significa integrar el bloque de países desarrollados, adquirir poder y prestigio a través de un liderazgo.
Cuanto más desintegrada esté la sociedad que compone un país, el club o la selección nacional, asume el sentimiento de pertenencia y la comunión nacional.   

Fútbol y filosofía


El fútbol es una estructura, un universo, con categorías propias de conocimiento, se hacen presentes, la política, la economía, la filosofía, la lógica, la psicología, y en su dimensión social, la ética y la estética.
En el orden económico, la selección y formación de jugadores, conforma una cotización, salarios e incentivos, rasgos que determinan el comportamiento futbolístico.
En el fútbol se adquiere un lenguaje, se aprende un rol, se cultiva la comunicación. El juego hace aparecer una imagen propia y del otro. El jugador vive una compleja experiencia y logra conceptualizarla. El jugador, representa los distintos personajes que integran su hinchada de simpatizantes. Esta acción hace posible el planeamiento. Se configura un compartimiento mental donde se encuentra la estrategia, la táctica, la técnica y la logística. Elementos vinculados con la estructura de la acción militar y con las técnicas de abordaje al objeto del conocimiento. La estrategia planifica y traza un objetivo, el Gol. Cuando se pone en marcha sobre un campo determinado se convierte en táctica, o manejo de técnicas ajustadas para logra un objetivo. La logística es la evaluación de los recursos propios y ajenos. Cuando un partido de fútbol, es estético, armónico y con precisión de juego parece un ballet.
El carácter masivo del público, actúa sobre la base de identificaciones simbólicas, con las del país, el club y la camiseta, u otras más concretas, con jugadores favoritos, determinando características particulares de este hecho social.
A las estrellas se les exige un rendimiento superior al real, provocando inversas frustraciones individuales que en el contexto genera de la conducta colectiva generan violencia.
Para comprender la estructura y función social del fútbol, lo dividiremos en varias áreas.
El equipo, que una vez logrado su interacción armónica se convierte de un conglomerado en grupo operativo.
El publico, constituye el área de la opinión, con sus líderes y ambivalencia, con un vocabulario centrado en temas sexuales y políticos, que aflora con violencia en momentos de frustración.
El hincha, forma grupos de presión, maneja en sus estribillos opiniones que debilitan unos adversarios temidos y peligrosos.  

La importancia del jugador.

Para Pichón Riviere, el jugador, constituye la pieza fundamental del fútbol, a éste debemos abordarlo desde su status y rol adquirido. Del conjunto de estos elementos surge un personaje, con una representación concreta que desempeña un papel operativo, pero puede ser idealizado como mito o mago. En la época actual y como consecuencia del profesionalismo, el jugar se transformó en un oficio rentable alimentado por la realidad y las fantasías inconscientes, condicionando el juego.
El juego es un verdadero campo de aprendizaje, un ajuste del sistema de comunicación. Desarrollando las tres actitudes básicas en todo grupo social, la pertenencia, la cooperación y la pertinencia.
El jugador satisface impulsos sociales característicos de la cultura a la que pertenece:
La afiliación; fuerza vocacional potente enraizada en toda personalidad. Relacionada con esto...
Los grupos de referencia; que desempeñan la función de modelo y control social.
El adquisitivo, como profesión, el dinero desempeña un papel importante. Dejando el amateurismo, cuando el impulso adquisitivo apuntada hacia el poder, el prestigio. En la actualidad la acumulación de bienes materiales, solo se da en algunos jugadores, el ahorro está lejos de ser la regla entre estos profesionales, llegando a violar consignas respecto de su cuerpo, exceso de alcohol y comidas, una vida familiar y sexual caótica.
Al éxito deportivo lo acompaña el afán de poderío. El crack, ejerce un liderazgo que asegura un grupo de seguidores, que lo juzga, controla pero lo estimula. Así el jugador es un mago, capaz de resolver todas las dificultades en la cancha pero también provocar las máximas frustraciones. Como el nivel de aspiración de cada uno de sus hinchas se proyecta en el, si fracasa, la violencia engendrada por la falta del ídolo se vuelve contra él, no se admite el error, sino se le adjudica mala fe.