sábado, 20 de agosto de 2011

La importancia del jugador.

Para Pichón Riviere, el jugador, constituye la pieza fundamental del fútbol, a éste debemos abordarlo desde su status y rol adquirido. Del conjunto de estos elementos surge un personaje, con una representación concreta que desempeña un papel operativo, pero puede ser idealizado como mito o mago. En la época actual y como consecuencia del profesionalismo, el jugar se transformó en un oficio rentable alimentado por la realidad y las fantasías inconscientes, condicionando el juego.
El juego es un verdadero campo de aprendizaje, un ajuste del sistema de comunicación. Desarrollando las tres actitudes básicas en todo grupo social, la pertenencia, la cooperación y la pertinencia.
El jugador satisface impulsos sociales característicos de la cultura a la que pertenece:
La afiliación; fuerza vocacional potente enraizada en toda personalidad. Relacionada con esto...
Los grupos de referencia; que desempeñan la función de modelo y control social.
El adquisitivo, como profesión, el dinero desempeña un papel importante. Dejando el amateurismo, cuando el impulso adquisitivo apuntada hacia el poder, el prestigio. En la actualidad la acumulación de bienes materiales, solo se da en algunos jugadores, el ahorro está lejos de ser la regla entre estos profesionales, llegando a violar consignas respecto de su cuerpo, exceso de alcohol y comidas, una vida familiar y sexual caótica.
Al éxito deportivo lo acompaña el afán de poderío. El crack, ejerce un liderazgo que asegura un grupo de seguidores, que lo juzga, controla pero lo estimula. Así el jugador es un mago, capaz de resolver todas las dificultades en la cancha pero también provocar las máximas frustraciones. Como el nivel de aspiración de cada uno de sus hinchas se proyecta en el, si fracasa, la violencia engendrada por la falta del ídolo se vuelve contra él, no se admite el error, sino se le adjudica mala fe.

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